Carmen
de Casa Sallan de Laspuña se siente
a gusto atendiendo a los clientes que
eligen sus apartamentos rurales. Los mima hasta el punto de que Basilio, su
marido, medio en broma, le dice que no sea tonta, que aunque ella se sienta
feliz así, regalando cosas como unas
lechugas, unos pimientos o unos huevos recién puestos, por ejemplo, que eso ya
no lo hace nadie.
Llevan
así más de veinte años, desde que
rehabilitaron la casa para dedicarla a turismo
rural, y ahora no van a cambiar.
Carmen
trabaja también desde hace mucho tiempo en un hotel de tres estrellas y sabe
muy bien que hay clientes para todos los gustos pero que todos agradecen
encontrarse las cosas bien y que los atiendan como es debido. Por eso no hace
caso a Basilio y sigue haciendo las cosas como mejor le parece.
Ahora
le ayuda su hijo Jorge, que ya está más puesto en estas cosas nuevas de
internet, nos explica.
Tienen
dos apartamentos, uno de cuatro y otro de ocho plazas. Segunda y tercera planta
de un edificio familiar muy bien rehabilitado ubicado en el centro de Laspuña. La escalera está decorada con cacharros antiguos de los que
ahora sólo sirven para evocar otros tiempos y con macetas que agradecen
la luz de las ventanas y animan el paso.
Cuando
le preguntamos por lo más agradable de su experiencia con la casa rural no sabe
contarnos nada en particular, dice que en realidad todo ha sido bueno y nunca
han tenido problemas. “Bueno, añade,
alguna vez se han quejado los del piso de abajo del ruido que hacían los de
arriba, pero eso sólo ha ocurrido una
vez y porque eran muchos y estaban de fiesta.”
Jorge
nos enseña con agrado una servilleta de papel en la que unos clientes a la hora
de marcharse les agradecen las atenciones recibidas y se despiden de ellos
diciendo que “ La casa es estupenda y la zona inmejorable” Firmado: Conchi y
Mariano.
Veinte
años dan para contar muchas pequeñas historias
Su
punto fuerte es que están en el mismo pueblo de Laspuña, tienen muchos sitios cerca donde poder pasar el día (Cañón de Añisclo, Valle de escuaín, Valle
de Pineta, etc ) y por la noche la
gente joven puede salir a tomar una copa sin coger el coche. El precio es muy
ajustado, dicen que las cosas están
apuradas para todo el mundo y aunque todo ha subido mucho, ellos no van a subir
el precio por ahora..
Están
asociados a Turismo verde Huesca, y
desde la central de reservas de esta
asociación, Silvia y Elena destacan su afán por colaborar y su precio competitivo .
La
conversación se ha alargado y ya cae el sol por las cumbres de Añisclo, nos ofrece un café, o una
cerveza, o un trozo de bizcocho, pero le
hacemos un feo y le decimos que nos lo
guarde todo para otro día, que ahora es preciso que regresemos a Ainsa, nuestro campamento base, a diez
minutos. Al bajar de Laspuña vemos el río
Cinca que baja crecido y limpio a su
paso por Escalona y al fondo, de color naranja las montañas del Parque Nacional de Ordesa. Atardece.
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